domingo, 12 de mayo de 2013

Historias compartidas - Mirshka y Scarlet (1)





Llegué a cruzar la mitad del bosque y observé a tres hermosos dragones cruzando el cielo, haciendo piruetas y lanzando bolas de fuego de sus hocicos  Era una maravilla, nunca había visto tan de cerca a ese tipo de criaturas y me emocionaba y atemorizaba al mismo tiempo estar tan cerca de ellas.

Adriano me dijo que no tuviera miedo, que ellas se convertirían en mis amigos con el simple hecho de acercarme a ellas pero aún no tenía la confianza suficiente como para hacerlo.

La Torre Abaddon todavía queda lejos, sin embargo me fascinaba pasar el tiempo en aquel bosque, era increíble la sensación, la vista y todo el ambiente en general. No sabía que en Inglaterra las cosas serían así de... simples, aún no me enfrentaba a ninguna dificultad de las que me hablo el Wallace. 
Un viento fuerte recorrió el lugar, levantando una polvareda en el lugar donde una figura cubierta por una capa negra como la noche había aparecido.

Con un gesto molesto la mujer quitó la capucha de su cabeza, dejándola caer sobre su espalda. Su rostro estaba cubierta por una luz y para quien no la conociera o fuera de su grupo no podría saber la expresión de enojo que había en ella.

Sus botas empezaron a marcar el paso a través del bosque. Los centauros parecieron adivinar su enojo, porque se mantuvieron a prudente distancia. La capa flameaba a sus espaldas dejando a la vista el pantalón también negro, al igual que la entallada camisa.

Cuando sus pasos la llevaron frente a la entrada de Abaddon se permitió por primera vez retirar la vista del camino. Su castaña mirada siguió el majestuoso vuelo de los dragones que tras dar un par de vueltas aterrizaron de manera espléndida sobre la parte más alta de la torre de Abaddon.

La esfinge y la quimera que estaban en la puerta apenas hablaron, para plantearle el acertijo y tras su respuesta se apartaron para darle paso. Simplemente intercambiaron una mirada y no dijeron más.

La pelirroja avanzó con pasos rápidos y subió de dos en dos los escalones. Quería ir a la parte más alta, nunca había estado allí y si debía estar en esta oportunidad quería disfrutar del lugar, no estar encerrada. A su paso los guardianes blancos inclinaban la cabeza en señal de saludo y algunos grifos parlantes lanzaban algún intento de charla que ella solo respondía con un movimiento de mano.

Al llegar a la cima se detuvo, observando a los dragones, que apenas levantaron la vista para observarla, finalmente se acercó al borde y se apoyó sobre la pared, mirando el cielo a lo lejos. 
- Entonces esas son las esfinges y quimeras de la entrada...

Ignorba cuál era la contraseña que debía de decirles por lo que prefería hacerme a un lado y sentarme lejos de su vista sin embargo parecía que eso tampoco sería posible. Una de las criaturas mágicas llegó hasta donde yo me encontraba y con un leve movimiento me invitó a seguirla.

Dudé un momento, sabía érfectamente que estas criaturas eran muy astutas y demasiado peligrosas, no quería ser presa de sus extraños poderes a pesar de que yo enía mi varita en mano... los poderes que usaba seguían siendo demasiado simples.

- Bienvenido; se nos notificó que llegaría a conocer la prisión por lo que puede pasar sin tener que contestar la contraseña, pero será la primera y última vez que se hará esto.

La bestia me habló y se apartó de la entrada recelosa, no dudé ni un minuto en caminar hacia la entrada pero siempre con mis preocuaciones. Era increíble que todas las criaturas y seres de aquel lugar supieran sobre mi existencia cuando, en si, era un ente nuevo por esos rumbos.

No podía creer que el mago Adriano Wallace no me hubiera dicho mucho cuando pasó aquel extraño suceso, pero era obvio que le agradecía infinitamente la oportunidad que me había dado, bueno, que nos había dado. Todavía tenía que encontrarme con la bruja denominada Cye Lockhart, sabía que con ella todo esto acabaría de solucionarse o al menos eso dijo este mago. 
Los colores del cielo habían ido variando, desde el celeste hasta el violaceo y naranja de un atardecer casi perfecto. La vista del bosque que había desde la alta torre le recordó la bella vista de Ottery desde la Torre Sur de la Snape. A pesar del mal humor una sonrisa se dibujò en los labios de la mujer tras la luz que ocultaba su rostro, era un bonito recuerdo, en muchos sentidos.

Una fuerte ráfaga de viento había hecho que su capa flotara a su alrededor. Los dragones habían levantado vuelo, alguien se aproximaba. Sus ojos sondearon el bosque. Una figura masculina había aparecido, los centauros le habìan dejado pasar. Obviamente le conocìan. Tras dar unas vueltas los gigantes volvieron. La pelirroja sonrió. Como Knight no podía dominarles pero estaba segura que con sus habilidades quizàs algún día lograra montar uno de aquellos bellos animales.

Sobre ella el cielo había ido tornándose azul marino. La noche caía y las primeras estrellas brillaban ya. A los pies de la torre las quimeras y esfinges daban una bienvenida al visitante. Darla les observó con curiosidad unos segundos y luego volvió a lo suyo. Despacio caminó hasta una de las paredes y de un salto se sentó en un reborde de la misma, en la parte interna, apoyando su espalda contra el muro. Sus ojos se perdieron una vez más en el infinito. 
Comencé a caminar por los pasillos de la Torre Abaddon encontrándome con varios grifos que se acercaban hasta mi persona oliéndome y lamiendo mi mano, al parecer éstos no podían hablar pero reconocían la esencia de mi antecesor de inmediato. Era agradable poder estar cerca de todas esas criaturas mágicas que tanto veía en el colegio y yo, como recién graduado, no había tenido la oportunidad de ver.

Asperge de Magie era la institución francesa donde estudié al igual que Adriano Wallace y, al parecer, era hijo de un primo suyo. Era un poco obvio que estudiase en la misma escuela que mi tío, al final de cuentas todos queríamos ingresar al Ministro de Magia Francés, uno de los más prestigiosos del mundo.

Nunca me había imaginado salir de mi país, ni siquiera tenía la noción de que tenía familiares en Inglaterra por lo que este momento era más extraño para mi que para cualquier otro.

- Ponte tu luz en el rostro joven, más arriba están los prisioneros y no queremos que descubran su identidad.

Un ente de energía me había halado, al parecer también eran guardias de aquella prisión. No entendía a que se refería con la luz en el rostro así que sólo imité lo que dijo y apunté mi varita a mi cara pensando en la bendita luz, para mi sorpresa funcionó y quedé oculto detrás de ella.

- ¡Vaya!

La magia de mi pariente estaba surtiendo efecto en mi, tal como me lo había predicho, así que no tuve más remedio que continuar con mi camino dentro de ese lugar: debía de subir las escaleras., 

La noche se había cubierto con su manto la torre. Era una noche sin luna, pero el cielo se veía brillante de estrellas. Lo bueno de estar alejados y protegidos de los grandes edificios muggles, era que el cielo brillaba en todo su esplendor. Los ojos de la vampira recorrìan las constelaciones y disfrutaba de los sonidos nocturnos.

Bajàndose de un salto de donde estaba sentada se volviò a acercar al borde de la balaustrada. Los dragones lanzaron un suave bufido, dejando una estela de humo al sentir el golpe de sus tacos contra el suelo del lugar. Pudo sentir sus ojos brillantes observándola y una sonrisa fría y divertida pasó por sus labios.
Una noche como esa no debería desperdiciarse, pensaba. Una cacería sería espectacular. Observó el bosque con un dejo de nostalgia. Imaginándose una carrera contra alguno de los centauros. Sentía que por sus venas la sangre fluía ansiosa, dejando que la adrenalina la llenara. Sentía una extraña sensación en su nuca, la sensación que le indicaba que algo iba a pasar. Si, deseaba salir a cazar, pero aùn no podía, reprimió suavemente las ansias en su interior y se dedicò a disfrutar del cambio del paisaje nocturno. 

Había observado cada pared, cada pasillo y cada piedra del lugar, se notaba que ahí habían sufrido innumerables batallas y mucha sangre había corrido; podía notar como en algunas celdas se había forjado la puerta e incluso algunas manchas en el suelo.

Era un mundo completamente nuevo y desconocido y si, me daba demasiado miedo. Temía por mi vida más que en cualquier otro momento aunque gracias al Wallace seguia caminando, seguía respirando. Era increíble como la vida daba tantas vueltas.

Observé a los dos prisioneros de la prisión amarrados, desmayados o quien sabe como deseando que no estuvieran sufriendo mucho, deseando liberarlos y curarlos pero sabía dentro de mi que no era buena idea acercármeles demasiado.

Llegué hasta el techo y me encontré con la figura de una mujer pelirroja dándome su espalda y viendo hacia los terrenos de la prisión; justo en ese momento un nombre susurró mi mente...

Scarlet...

Me quedé paralizado, simplemente no sabía que hacer. Recuerdos que no eran míos invadían mi mente sobre una Darla Potter Black nieta de mi antecesor, recuerdos llenos de sentimiento y comencé a sentir nostalgia, pero era una nostalgia de él, no mía. Sin embargo, ¿por qué resonaba el nombre de Scarlet en mi cabeza mientras veía todos esos recuerdos?

- Disculpa, - atreví a hablarle - ¿eres miembro de la Orden del Fénix? 
Un suave viento había empezado a correr y el lugar dejaba de sentirse pesado y abrumador. Por unos segundos deseo estar en Siberia, en la Fortaleza Errante. Las frías noches de allí no la asustaban y pensar en cazar en los bosques de siberianos le trajo un dejo de nostalgia. En el fondo de su mente una risita maliciosa surgió, pero ella la ignoró, aunque también le trajo otro recuerdo. Debía partir pronto.

A sus espaldas pudo escuchar los pasos, habían sido sigilosos, pero pudo sentir la esencia, desconocida de alguien que se aproximaba. ¿Desconocida? No tanto, y sin embargo. Un prisionero no era, ya que los guardias blancos y los grifos habrían dado la alerta y se habrían ocupado de él. Siguió observando el vacío a sus pies, seguramente era alguno de los nuevos ingresos.

- Disculpa, ¿eres miembro de la Orden del Fénix?

Una voz conocida, suave pero a la vez con un tono extrañamente temeroso. Se volvió y tras la luz reconoció las facciones de su abuelo paterno. Adriano Wallace. Se sorprendió, tanto por la forma en que la miraba como por su pregunta. Era él, sus ojos no la engañaban y sin embargo. Casi por instinto había bajado su mano hasta las caderas y su puño se había cerrado sobre la varita que llevaba escondida allí.

- Si lo soy, aunque no tan buena como tú. Porque tú también lo eres ¿o no, Adriano? - Sus ojos se fijaron en él y un destello escarlata pasó por su mirada mientras aferraba con firmeza su varita, sin apuntarle aún. - ¿Quién eres?

El recuerdo de la última vez que le había visto pasó veloz por su mente, mientras que no dejaba de observar al hombre frente a ella. Las apariencias engañan, le decía algo en el fondo de su mente. Ladeó suavemente la cabeza mientras estudiaba al hombre a unos metros de ella. El envase no garantiza el contenido. La voz de Scarlet había sonado burlona en el fondo de su mente y la pelirroja acudió a su poder de oclumancia para cerrar sus pensamientos al joven y tratar de encerrar a la vampira en su mente. 

La bruja giró sobre si y se enfrentó de frente contra mi, miré directamente hacia su rostro y su mirada me heló, parecía reconocerme o la menos reconocer la esencia de mi persona. Esta mudo, quieto, paralizado, realmente no sabía que hacer y esa voz dentro de mi cabeza repitiendo el nombre de Scarlet no ayudaba en nada.

Quise caminar hacia ella, sentirme relajado y aparentar calma pero no podía, mi joven cuerpo no tenía la suficiente experiencia como para aparentar algo que no era. Tragué saliva antes de hablar y fue cuando escuché su voz por primera vez.

Adriano me llamó, el nombre de aquel mago que dio su vida por la mía. Adriano, ese nombre retumbó en toda mi cabeza y parecía como si toda su vida comenzara a correr frente a mis ojos en un sólo segundo. Adriano, ya no podía responder ante ese nombre él, por que él ya se había ido.

- Soy Mirshka...

Apenas y fue audible mi respuesta pero sabía que ella podría escucharme perfectamente, sabía que podía confiar en ella aunque aún no me atrevía ni siquiera a dar un paso en su dirección.

-... se supone que debo de ser guardián de este lugar, al menos eso me comentó él... Adriano.

¿A quién le podría confiar todo lo que había pasado? ¿Con quién me sentiría lo suficientemente seguro como para hablar con la verdad? ¿Sería acaso la tal Cye Lockhart la única que en verdad pudiera ayudarme? No, no, no, eran demasiadas preguntas que me invadían en este momento y que lo único que lograban era asustarme más. Respiré pausadamente mientras trataba de tranquilizarme esperando que la bruja delante de mi no notara mi nerviosismo. 

Su respuesta apenas resultó audible, pero sin duda sus palabras la habían llegado de confusión. Se mantuvo seria, sin dejar translucir lo que pasaba en su interior.

- Soy Mirshka... se supone que debo de ser guardián de este lugar, al menos eso me comentó él... Adriano.

Definitivamente se le parecía, había creído que era él, algo de él estaba frente a ella, pero... lo observó con curiosidad, de pies a cabeza. ¿Era temor lo que percibía en el aire? Aflojó su propia postura y sonrió. 

-¿Mirshka? Te he confundido con él... con Adriano... obviamente si él te envía... obvio, te han dejado llegar hasta aquí.

Por un momento la idea de una poción multijugos pasó por su cabeza, pero había algo más allá de lo evidente. Suavemente relajó su mano, dejando la varita donde estaba segundos antes y extendió suavemente sus brazos hacia atrás, haciendo palanca sobre el borde de la parecilla a sus espaldas, hasta sentarse en el borde de la misma.

Seguía observándolo, mientras balanceaba las piernas cruzadas frente a ella. Volvió a ladear suavemente la cabeza hacia el otro lado y una sonrisa se dibujó más amplia en sus labios. 

- Así que eres Mirshka... bonito nombre, me costará pronunciarlo, desde ya te aviso. Soy Darla, visitante del lugar, de la Orden como tú has mencionado, pero no soy guardiana, simplemente... - Guardó silencio unos segundos pensando cómo definirse y cómo definir las razones de sus visitas. -Simplemente me gusta venir aquí, no porque me agraden las cárceles.- Hizo un gesto con la mano, como abarcando todo el lugar y lo que él representaba - Si no porque es un bonito lugar, si obvías lo que es, y porque a veces... a veces hay que hacer lo que se tiene que hacer.

Suspiró y volvió a recorrer con la mirada la figura del hombre frente a ella. Aún indecisa respecto a lo que le inspiraba. No era desconfianza, pero tampoco sabía si él... 

- ¿Vas a cubrir siempre a Wallace? - Preguntó de golpe, como queriendo cambiar el tema en su propia mente. 

No podía adivinar los pensamientos de aquella mujer, pero me sentía bien cuando reconoció con gusto el nombre de mi tío. No era sólo que me enviara para acá, era que... bueno, era demasiado complicado como para poder explicarlo de un sólo jalón.

No era tan sorprendente que fuéramos tan parecidos, incluso yo me sorprendí al verlo y notarle un rostro joven a pesar de estar por los cuarenta años aunque claro, yo apenas esta por cumplir los 18 y no tenía anta experiencia como él. Ambos teníamos las facciones finas, si, pero mi cabello era más abundante que el de Adriano y mi estatura un tanto menor.

- Si, me parece muy pacífico ahora. No te preocupes por el nombre, puedes decirme Ishaya... ¿no sé si sepas lo que significa? Mi tío me dijo que la mayoría de ustedes conocían ese clan y se les haría más fácil ubicarme así, además me sentiría más cómodo siendo lo que soy... si...

Me sonrojé un poco y no pude concluir, no sé, a pesar de saber que ahora ella se covnertía en mi nieta me sentía raro el tener que verla con tanta confianza, saber que dentro de mi cabeza tenía todos esos recuerdos que ahora eran míos pero que nunca los viví.

Su pregunta no me sorprendió, es más, esperaba que fuese la primera cosa que me diría así que apenas alcancé a susurrar unas simples palabras.

- Si... para siempre. 
Lo escuchaba hablar y notaba que a pesar del parecido las pequeñas diferencias lo hacían muy distinto. Aún con todo lo contradictorio que ésto sonaba. Por un momento creyó verle sonrojar bajo la luz en su rostro. Debía ser el efecto de ésta mezclado con la luz de las estrellas. Aunque no pudo evitar sentir un dejo de ternura. 

Su respuesta sonó casi como si le pesara, Darla levantó una ceja y se dejó caer de un salto frente a él.

- Uy... ese para siempre suena tan... a eternidad.

Caminó alrededor de él como estudiándole. Sabía que él la iba a odiar seguramente por ese gesto. Notaba su nerviosismo y dudaba que el hecho de que ella pareciera evaluarlo lo hiciera sentir mejor. Se mordió un labio, aún a espaldas de él y cuando giró quedando nuevamente de frente agregó, como si buscara cambiar el tema.

- Se del clan de los Ishayas, poco en realidad, nunca le pregunté mucho a Adriano. Él y yo eramos parientes, pero... - dudo unos segundos antes de continuar, no tenía por qué oculatarle la verdad. - Siempre he creído que no le agradaba y por eso se mantenía alejado de mí. Hemos tenidos épocas de buena charla, pero jamás hemos tenido una intimidad familiar.

Se encogió de hombros y volvió a apoyarse en la pared que daba al vacío, sin darle la espalda del todo, miró a lo lejos y luego volviéndose hacia él le dedicó una sonrisa franca.

- Así que no te preocupes, estás liberado de tener una relación familiar conmigo. Empecemos de cero y veamos qué pasa. - Extendió su brazo derecho, tendiéndole la mano - Darla Potter Black, Señor Mirshka, un placer conocerlo. 
Si, tampoco me gustaba la idea pero así eran las cosas. Sabía que podría confiar en ella, al final Scarlet sabría perfectamente como sucedieron las cosas aunque ahora no se lo dejara ver a Darla, extraña forma de comportarse pero nada sorprendente: ya se me había puesto al tanto.

Sentí los pasos de la bruja a mi alrededor y me mantuve firme y si, un tanto tenso. No me agradaba la idea de ser el centro de atención en ninguna de sus formas y ésta, seguro era de las pocas que podría considerar como placentera o cómoda. Escuché, al fin, las palabras de la bruja con respecto a los Ishayas y mi tío y lamenté el hecho de que esa relación no fuese tan fuerte.

- Tal vez era miedo...

Susurré agachando la mirada. Sabía que el miedo a querer podría ser un factor demasiado importante, por eso mismo yo me había alejado de mi familia tanto. Mis palabras eran más hacia mi persona pero la bruja Darla me volvió a hablar, respondiéndome y extendiendo su mano.

- Está bien, - le sonreí tímidamente y le estreché la mano - Mirshka Dupont y el placer es mio. Espero que, bueno, veremos... 
Había escuchado el suave comentario de Mirshka. En realidad dudaba que Adriano alguna vez hubiera temido a algo. Sonrió divertida ante la idea al recordarla, mientras el joven mago le estrechaba la mano. Le gustó el modo, por algún motivo sus padres adoptivos muggles solían comentar sobre que la manera de hacerlo reflejaba la forma de ser de las personas. 

- Bonito apellido, igual que tu nombre. - sin soltarle aún le observó con curiosidad. - ¿Qué es lo que esperas?

Mirshka había dejado la frase a medias y eso había despertado a curiosidad de la vampira. Si, era una de las cosas que le causaban un toque de curiosidad. Y en este caso no pudo evitar preguntar. Perdida por esa curiosidad quizás, no había notado que aún no había soltado la mano del joven, hasta que sintió el calor que estaba irradiaba. 

- Lo siento- dijo con una sonrisa con un tinte de pena mientras le soltaba y se alejaba un paso, como para no incomodarle más. - A veces soy algo distraída.

Era extraño, muchas veces la empatía hacia alguien la llevaban a comportarse un poco como la persona. Recordó por unos segundos sus actitudes hacia ciertas personas en su vida. Mirshka, con su timidez o temor, aún no estaba segura, la contagiaba hasta el punto de que en ese primer encuentro, la hacía volverse tímida con él. 

(*)Los párrafos en azul son roles de Ishaya/Adriano/Mirshka eh Harrylatino.org

Recuerdos (3) - El último recuerdo de Scarlet-Darla


El siguiente recuerdo que vino a su varita y volcó en el pensadero correspondía a una de las lecciones de su tía… de la tía de Darla

Scarlet se sumergió en él observando el lugar, un claro en un bosque austral. La mujer reprendía a su sobrina en ese momento. La joven había salido de cacería, venados supuestamente, pero se había dejado llevar por el delicioso aroma de un esquiador. Mala cosa. Los venados no eran tan deliciosos ni representaban tanto riesgo al cazarlos como al cazar a un humano.

La tía había debido recurrir a impedimentas, incarcerus, desmaius y demás hechizos para calmar a su sobrina. Y varios obliviates para modificar la memoria del esquiador antes de devolverlo a su senda.

Darla estaba allí, atada con los brazos a las espaldas y sus tobillos unidos por un lazo mágico. El cuerpo apoyado contra un tronco junto al cual estaba sentada. Sus ojos brillaban con un tono que variaba de rojo a verde.

- Nunca he visto a un vampiro que tenga los ojos como tú Darla. Parece que cuando pierdes el control te transformaras en otro ser –a mujer la observaba con un dejo de molestia y curiosidad. Varias veces había ocurrido aquello, pero no se acostumbraba. Lo normal es que los ojos de la joven se pusieran rojos cuando atacaba a alguna presa. Pero verdes, eso solo ocurría cuando realmente perdía el control de su ser. Ya fuera por hambre o por enojo.

Darla suspiró y cerró sus ojos. Por un momento las cacerías y muertes humanas volvieron a pasar por su mente. Su tía le decía que podían ser extraños resabios causados por la mordida del vampiro. Pero ella las vivía en primera persona aunque no fuera quien hubiera matado a esa gente. E igual, la figura que veía reflejada en los ojos espantados de las víctimas era la de una joven pelirroja. Como ella se había vuelto: pelirroja.

A veces la muchacha se preguntaba si serían recuerdos de un pasado ajeno o visiones de un futuro propio. Una tristeza infinita se apoderaba entonces de su alma. Otras veces esas visiones parecían tener el poder de dominarla y darle esa fuerza y deseos que no podía controlar.

Respiró profundamente, concentrándose. Lentamente sintió que los recuerdos desaparecían y que su alma se volvía a llenar de paz. El dolor de la cicatriz en su costado había cesado. Su tía no entendía qué es lo que causaba, suponía que la daga que llevaba el vampiro que la había atacado podría haber contenido algún hechizo desconocido. Había rastros de él, pero no habían sabido identificarlo, veneno no era, no había dudas de ello, pero esa extraña maldición que había contenido probablemente era la que causaba esos dolores y descontroles. Y quien sabe si también no las visiones.

Cuando volvió a abrir los ojos estos tenían una mirada tranquila y el tono castaño normal de la pelirroja. La chica sonrió.

-Ya me puedes desatar tía –la mujer la observó detenidamente.

- Por los calzones de Merlín, daría lo que fuera para saber qué es lo que se apodera de ti cuando tus ojos se vuelven esmeralda niña.

-Debe ser el hechizo tía, alguna maldición de la daga.

-La daga, esas cenizas oscuras junto al vampiro, tantas cosas mi niña. Quizás quisieran hacer algún ritual contigo, vaya a saber. 

La mujer desató a su sobrina y ambas se desaparecieron del lugar segundos después.

Scarlet volvió al sótano de la Orden. Así se dominaba entonces. Claro que luego habían ocurrido cosas tan duras para su corazón que había salido por primera vez Scarlet. Y luego, matar a Zahil había sido la segunda oportunidad en que la vampiro se había librado de las ataduras dentro del cuerpo de Darla. Esta vez más fuerte. La muerte de su amiga había desgarrado en cierta forma el alma de la fenixiana.

Quedaba poco tiempo. Sabía que en su mente Darla estaba encontrando el modo de volver a dominarla. Claro que esta vez podría llegar a ser para siempre, era un duelo por dominar ese cuerpo o compartirlo… y aunque la joven le había permitido ver algunos recuerdos, ninguno dejaban en claro a Scarlet cómo lo hacía.


miércoles, 10 de abril de 2013

Recuerdos (2)



En su mente supo que podía ver el otro ángulo. Posó una vez a Edelweiss sobre su sien y un nuevo hilillo plateado se fue desplazando desde ella a la punta de la varita. Con delicadeza traslado el nuevo recuerdo al pensadero.

Tras quedar quieta la superficie volvió a inclinarse. El paisaje en el que se sumergió era el mismo. Pero esta vez caminaba tras una castaña vestida muy mugglemente. Darla siempre había sido una adolescente típica hasta que había conocido sus orígenes.

En el rostro de la joven se veía el reflejo del dolor y la tristeza que la invadían tras dejar atrás la doble tumba. Había depositado un ramo de flores para sus padres adoptivos muertos en un accidente e iba pensando en que tenía muchas cosas que arreglar aún. Que había que disponer de sus bienes, presentar papeles. Quizás por eso no iba atenta a lo que ocurría a su alrededor en realidad.

Revivió el ataque que ya había visto desde su punto de vista pero los sentimientos de la mujer que ahora estaba en el suelo.

Los ojos de la joven se sentían pesados. El golpe que había sentido al caer la persona sobre ella, tirándola al piso, parecían nada al lado del agudo dolor al sentir penetrar algo frío en su costado y en las dos punzantes sensaciones en su cuello. Estas últimas parecían haberse ido diluyendo, como si el mismo causante del dolor original fuera a su vez un anestésico. Darla se preguntó que podía ser. Aunque por su mente pasó los recuerdos de las películas de vampiros muggles.

Algo frío corrió por su cuerpo donde había penetrado el primer golpe. El que no cesaba de hacerle sentir como si algo se hubiera roto contra sus costillas. El otro ya solo era un ardor. Que parecía también cesar. La mordida había finalizado. Alguien hablaba a su lado. Y luego un grito y silencio… que fue roto por más gritos. La voz de una mujer y un hombre se sintió. Una pelea. Quiso abrir los ojos pero no pudo… el fuego y el frío se mezclaban en sus venas y sentía como algo cambiaba en su interior.

Scarlet observó nuevamente la muerte de la vampiro y cuando el hombre pensaba rematar a Darla, la llegada de sus tíos quienes mataron a Dimitri. El vampiro no había tenido oportunidad al verse sorprendido por los tíos de Darla, aunque los recuerdos de ella eran borrosos. Por momentos todo se volvía negro y luego aparecían flashes, a causa de su inconciencia.

Lo último que vió antes de volver del pensadero fue el abrazo de su tía mientras le susurraba que todo estaría bien, que la sanarían. Mientras volvía a la actualidad la mujer pensó que así había sido, su tía le había enseñado a dominarse, a vivir en un mundo de seres humanos muggles y mágicos. A que la sed no la pudiera hacer su esclava y dominando sus furias… casi…

Esta vez no quedó pensativa como la anterior, Scarlet observó el pensadero y diluyó una vez más el recuerdo, volviéndolo a su ser. Había sido interesante, pero no todo lo útil que ella había esperado.

sábado, 23 de marzo de 2013

Recuerdos (1)


La luz plateada que surgía desde el recuerdo volcado en el pensadero la hizo estremecer. Ver aquellos recuerdos hacían que la bruja sintiera una extraña sensación. Sabía que había cosas olvidadas y ocultas en su mente. Cosas que Darla no quería que ni Scarlet ni nadie más supiera. Cosas que ni Scarlet querría que los demás supieran.

La superficie vibró ante sus ojos castaños, parecía un lago en el cual habían arrojado una piedrecilla y por momentos eran como las nubes de vapor que surgen de un geiser. Cuando la varita se posó sobre el recuerdo una vez más, fue como si se calmara una tempestad, como si el cristal más puro se materializara en el lugar.

Scarlet se inclinó sobre la imagen de un bosque junto a un cementerio que se veía en fondo del pensadero. Cuando su pálido rostro tomó contacto con el recuerdo la sensación de caer en un vacío oscuro y frío la envolvió. Sintió como si volara por un agujero de gusano... extraña sensación en realidad.

Cuando finalmente la sensación cesó estaba de pie junto a uno de los árboles del bosque, a unos metros de ella una joven Darla avanzaba desde el cementerio por el sendero que atravesaba el lugar. Unos metros más allá vió a los dos vampiros. ¿Dos? Extraño, siempre pensó que el hombre. No, eso le habían dicho a Darla y sin embargo. Observó con detenimiento.

El hombre era alto, de cabellos negros y largos hasta por debajo del hombro, los llevaba recogidos en una coleta. Su rostro era tan pálido como el de Scarlet, sus ojos eran dorados, ella no recordaba haberlos visto así desde... ¿recordaba haberlos visto? Una sensación extraña recorrió su ser. Siguió observando al desconocido, Vestía una camisa y jeans negros, Unas brillantes botas de cuero marcaban el movimiento de sus pies, como si la ansiedad por algo no le permitiera quedarse quieto.

La mujer a su lado apretó el brazo del hombre, señalando hacia la joven que se acercaba al lugar donde ellos acechaban. Scarlet volvió a observar a la muchacha, sus cabellos no eran tan rojos como lo serían luego, el castaño era un poco más predominante. Sus ojos volvieron hacia la mujer que esperaba junto al que estaba segura era un vampiro. Los cabellos de ella si eran rojos como el fuego, casi parecían brillar, sus ojos eran de un verde casi transparente, como las esmeraldas. Su piel parecía marfil y una fría sonrisa se dibujaba en su rostro mientras se preparaba para atacar a la adolescente que venía por el camino.

Scarlet recordó el placer que sentía, ella quería desaparecer de este mundo, aunque era inmortal sus errores habían hecho que la condenaran en la misma corte de los vampiros. El plan era perfecto, matar a aquella joven y mediante los ritos de magia antigua meter su esencia, su alma, en su cuerpo. Tan dividida estaba su alma que podía incluso al momento de transformarla meter su ser en la muchacha. Pero eso no se lo había dicho a Dimitri. Por algo no confiaba en él. 

La vampira acarició con placer la pequeña daga que tenía oculta en su mano, mientras se agazapada lista para atrapar su presa. El hombre junto a ella había sacado a su vez un largo puñal de algún lado, en su otra mano tenía una pequeña capsula dorada.

Todo ocurrió muy rápido. Scarlet cayó sobre Darla y la inmovilizó contra el piso antes que la joven pudiera gritar, clavó su puñal en el costado de la muchacha a la vez que clavaba sus colmillos en el cuello de la joven. El puñal de cristal se disolvió al dar contra la costilla de la chica y de pronto Scarlet se sintió arrastrada hacia atrás por sus cabellos…

-Dimitrí… – Los ojos del hombre refulgían. Una sonrisa sarcástica se dibujó en su rostro, mientras le mostraba en su mano libre la capsula hecha añicos y el puñal.

-Lo siento Scarlet, órdenes son órdenes… y ellos siempre pagarán más… 

- Maldito!!! 
– Rugió la pelirroja comprendiendo la traición, el grito se ahogó en su garganta cuando el clavo el puñal de plata en su corazón y el último pensamiento que pasó por su mente…

est****o traidor… lo sabía… les he ganado…

La oscuridad fue tal como entonces y a la vez distinta. La oscuridad del recuerdo era la de la muerte. La oscuridad que envolvía a la Scarlet actual era la de la salida del recuerdo del pensadero. La sensación de un tumba carnero que sintió mientras se posaba en el piso del sótano de la Orden no era nada comparada con el frío, el dolor y la extraña satisfacción que invadían su alma.

Dimitri la había traicionado, tal cual ella lo había sospechado. Pero había muerto a manos de los tíos de Darla. Como fuera, ni él ni ellos jamás sospecharon de que había en su sobrina. La chica había sobrevivido con su propia alma, pero transformada por la vampiro que ahora habitaba en su ser. Silenciosa, dormida, al acecho de poder volver a vivir…

Scarlet suspiró y con un ágil movimiento desapareció el contenido del pensadero… tras lo cual apoyó ambas manos en el borde del mismo… tenía mucho que pensar… y aún había algunos recuerdos que debía recuperar.

sábado, 12 de febrero de 2011

De aquí, de allá y de mi abuela también...

Quién sabe? Es obvio que la info que se leyó, no debía estar allí y había gente que no debería haberla leído desde el principio. Mal, si te dicen "no saques info de la oficina" nos guste o no, es la parte de "deber" que tiene el juego. Pero por otra parte lo que hizo El Gritón, tampoco estuvo bien. Hice una comparación loca hoy "si era ciego es correcto que ahora vea porque mataron a alguien para darme sus ojos?" Gracias a Dios no es lo mismo. Lamentablemente se actuó mal en ambos casos: actuó mal el que se fue de boca, actuó mal el que lo chivateó.

Supongo que todos tenemos derecho a réplica. Sandra (Darla Potter Black)



Por Illidan black Lestrange
Alan

Buenas noches a todos, acá es de noche, bueno quiero contarles algunas cosas que me he dedicado a hacer junto con otras personas las cuales no voy a nombrar Cubias , no mentira. Para saber quien fue el cobarde que se atrevió a robar valiocísimo material de la oficina de lideres, material que todos hemos leído y ha generado tanto bullicio tanto aquí como en la orden y en el foro general claro.

Hemos oído muchas versiones, que esto era un plan de la misma triada para salvarse así mismo (no se de que pero así dicen), que era una plan de Cubias para así solucionar el problema el y quedarse con la marca (cosa imposible nadie lo votaría) que Avril había dado la contraseña para hacerlo y muchas cosas mas que no quiero nombrar.

Creo que a parte de todas las criticas que recibió no solo la triada sino char, animaga y Avril no dolieron tanto como le dolió a Avril no solo lo que le hicieron para poder conseguir toda la data, no solo capturas, cosas que ella hablaba con sus allegados, números de teléfonos, toda su intimidad en manos de un enfermo, por que vos y tus amigos querido gritón son unos enfermos y sabes que te vamos a encontrar a vos acá en buenos aires y a tu amiguito allá en Zaragoza.

No voy a extenderme mas, no quiero ser pesado, pero dejo como ellos lo lograron, tengo mas que dejar pero solo dejo lo que hicieron para poder conseguir las capturas y ustedes usuarios de Harry Latino dirán, que es mejor, ocuparse de la triada mortifaga o tratar de ayudar a una compañera que no sabe que hacer, sintiéndose sola….

A los lideres les digo, piensen bien si quieren cerrar este topic, esto dejo de ser un juego hace rato y hay algo mas importantes que invisibilizar esto…. Muchas gracias.

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http://i219.photobucket.com/albums/cc182/a...a10/troyano.jpg

Esta es la imagen donde pueden ver dentro de los círculos rojos cortesía de Paint la ubicaron del troyano, dice MDM.EXE. como verán de fondo en una conversación que yo estoy teniendo con Avril y la captura la tomo ella misma.

http://i219.photobucket.com/albums/cc182/a...ta10/trojan.jpg

En esta imagen podemos ver el proceso del antivirus de Carla, tenemos encontrados 137 virus si no me equivoco en un lapso de 16 minutos, es una cifra alta, lo raro de esto, es el corto tiempo que paso para tantos.

¿Qué quiere decir MDM.EXE?

mdm.exe es un proceso se coloca que mientras que un Virus. este Virus permite que los atacantes tengan acceso a su ordenador de las posiciones remotas, robando palabras de paso, actividades bancarias del Internet y datos personales. el Este proceso es un riesgo para la seguridad y se debe quitar de su sistema.
Procesos no pertenecientes al sistema como mdm.exe originados por el software que ha instalado en su sistema. Puesto que la mayoría de aplicaciones almacenan datos en el registro del sistema, es probable que su registro haya sufrido una fragmentación y acumulado errores dañinos. Se recomienda que compruebe su registro para identificar errores ocultos.



¿Es mdm.exe dañino?

Aviso: mdm.exe está considerado un proceso peligroso. Los virus y troyanos pueden modificar y dañar su sistema. Recomendación: analice su sistema en busca de TODOS los troyanos y virus.

¿Sobrecarga mdm.exe la CPU?

No se considera que este proceso sobrecargue la CPU. Sin embargo, la ejecución de demasiados procesos en su sistema puede disminuir el rendimiento de su PC. Con el fin de reducir la carga de su equipo puede realizar lo siguiente:
1. Utilice “MSCONFIG” para deshabilitar los procesos que se inician automáticamente en el arranque.
2. Alternativamente, descargue SpeedUpMyPC para identificar y deshabilitar cualquier proceso en segundo plano innecesario que se inicie automáticamente en el arranque.


No tengo mas nada que decir, saquen sus propias conclusiones y gracias.
Administración: solo quiero dedicarles estas palabras, se que Avril advirtió de esto, y se le rieron en la cara y la trataron de loca, ahora con esto saben que no es así, y ella es humano como todos nosotros, imagínense como se sentirían ustedes si les violan la privacidad de la pc y juegan con su vida personal dejando de lado las capturas. Muchas gracias.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Es tan difícil explicarte que te respeto tanto en tu arte y me siento tan pequeña a tu lado. ¿Te diste cuenta que me encerraba en mi misma? ¿Que buscaba protegerme? ¿Que cruzaba mis brazos, en señal de defensa? En búsqueda de que no se escapase mi interior?

sábado, 27 de marzo de 2010

Quiebre.




Camino despacio envuelta en mil pensamientos.
¿Cómo decirle que es una extraña confusión lo que siento?
El loco placer de su compañía me hace sentir viva.
Nunca me he dado el lujo de tener amigos.
No sabría cuidarlos y sin embargo ha sido tan inesperado y a la vez tan lleno de vida.
La sangre palpita en mis sienes y respiro el aire, disfrutando la calidez de estos días.
El otoño aún no se muestra completo.
¿Y ahora qué haré? Me he vuelto vulnerable y disfruto su compañía.
El caparazón se ha rajado y se filtran mil vibraciones e ideas por él.
La fría realeza que protegía mis venas, mi mente, mi ser, ahora está desgajada en tibiezas que no logra comprender.
Es extraño y placentero a la vez. Doloroso y gratificante.
¿Qué haré?
Las lágrimas surcan mi rostro sabiéndome vulnerable a otro ser.
No me puedo sostener y lucho por mantenerme en pie.
No soy yo, mi dureza, mi frialdad, mi no ser caen a pedazos ante su calidez.
Disfruto cada momento de mi agonía.
Y sin pensar cierro los ojos ante la verdad evidente.
Mi alma ya no es mía... la ha robado una amistad... sin querer... sin saber.
Y si abro los ojos la evidencia de mi soledad me abruma.
Y esa amistad colada allí en el medio, buscando ser tierna me ha dejado en evidencia.
¿Y ahora qué haré? ¿Cómo recuperaré mi calma, mi serenidad, mi estabilidad?
El caparazón se ha rajado y por más que busco la forma de sanarlo, no la encuentro.
Ya no me hallo, necesito beber de la fuente, aún siendo conciente que debo dejar correr el agua.
Siento sed... de amistad, de compañía, de su ser.

jueves, 21 de agosto de 2008

Excursión nocturna


La noche había sido realmente mágica. Poder estar en brazos de quien te quiere es un buen remedio para todos los males.

La ausencia de Brujis y Phanser se había notado, aunque estaba más pendiente de la ternura del lobito que del resto del universo.

Cuando ya no hubo excusas para poder permanecer juntos y despiertos, Urwen y los de las otras casas protestaban ya demasiado por no poder dormir, permanecieron un rato más, abrazados en el pasillo frente a la puerta de los dormitorios. Era como si quisieran recuperar en una sola noche todo el tiempo perdido. Finalmente se separaron a desgano con un beso que pareció eterno.

Sandris entró al cuarto, sus compañeras dormían, por un momento pensó en acostarse directamente, pero la necesidad de pensar y relajarse la llevaron a optar por una ducha tibia.

Bajo el agua su mente se despejaba, aunque miles de imágenes pasaban por ella a una velocidad de película. Poco a poco fue separando recuerdos, clasificándolos mentalmente. La unión con sus compañeras quizás se hubiera roto, pero no pasaba lo mismo con la mente de Araminta, su risa al momento de pensar que todo estaba en paz se lo había confirmado. Ya lo había sospechado cuando al hablar con el retrato de Gabriel estaba segura de cómo revivir a alguien por medio de un horcrux. Quizás al utilizar los conocimientos de la mortífaga para romper los hechizos protectores de Kazuk había hecho esa unión, que creía disuelta, aún más fuerte. Esa noche se había sorprendido perdiéndose en los ojos de Xtrada, recordando de pronto otros ojos parecidos a los suyos y su mente se invadió con el rostro de Aegnus y recuerdos que no le eran propios. Había disimulado esos momentos recostándose aún más contra el joven y evitando que viera en sus ojos. Tenía miedo que todo lo que pasaba por su mente él lo viera reflejado en su rostro.

No sabía cuánto tiempo había permanecido en la ducha, el sol ya había empezado a desgarrar las sombras de la niebla mañanera cuando la joven se acercó a su armario envuelta en una toalla. Observó a sus compañeras durmiendo y aunque su cama se veía por demás de tentadora optó por ponerse unos jeans, un playera mangas largas, borcegos y se cubrió con su capa de viaje. En la cintura llevaba el puñal... recuerdo de su amigo y en el bolsillo a Edelweiss. Silenciosamente salió de la habitación y tomó el traslador hacia la planta baja. Una vez allí se dirigió sin hacer ruído hacia los jardines y se alejó para poder desaparecerse sin que nadie lo notase. Antes de que pudiera hacerlo una mano pequeña tomó la suya. No necesitó mirar para saber quién era.

-Buen día Tomi – dijo con una sonrisa en sus labios – de nuevo a lo de Gabriel.

Antes de que ella pudiera volver a pensar el elfo ya los había hecho aparecer en la sala de la casa de Van Helsing.

-Vaya, vaya, que pronto vuelves a visitarme. ¿Y a qué se debe el placer esta vez?

El tono burlón del hombre del retrato sonó en el silencio del lugar. La muchacha miró al elfo y sonriéndole dijo:

-Gracias Tomi ¿nos puedes dejar un rato solos? Yo te llamo cuando ya esté lista.

-Si, señorita Sandris, pero por favor, no demore, la Srta Urwen despertará en cualquier momento

-Tranquilo, no creo que lleve mucho tiempo.

El elfo desapareció y la joven contempló el rostro burlón del retrato.

-¿Qué es lo que esperas conseguir en tan poco tiempo vampirilla?

La joven lo miró y acercándose al retrato clavó sus ojos en los de él y casi en un susurro que no ocultaba la firmeza de su decisión, respondió:

-Revivirte…

lunes, 18 de agosto de 2008

Final feliz... o principio de aventura...


El rayo que impacta a Piro y su caída en la piscina me ha recordado momentos más oscuros, pero viendo la alegría de mis amigos me he recompuesto… sobre todo por la cara de Sagitas, hago esfuerzos por contener una carcajada y cuando veo al cachorro que me mira, le regalo mi mejor sonrisa…

-Tiempo de paz – pienso para mí y en mi interior una carcajada resuena, por un momento estoy a punto de perder el equilibrio cuando él suavemente me murmura:

-¿estás bien pequeña?

Le devuelvo una sonrisa y murmuro bajito:

-Debe ser el hambre

Xtrada se manda su copa casi sin respirar mientras decide que es momento de empezar la fiesta, con Brujis y Phanser ó sin ellos… es que hay tanto para festejar!

Palabras van, palabras vienen… y es Sagitas quién se gana el momento!

No se si reírme ó darle un zape, pero no importa, ahora solo importa que estoy en sus brazos y me pierdo en sus ojos que me miran de una forma que siento que podría derretirme aquí mismo. Me acurruco contra él y le murmuro al oído:

-Te quiero cachorro, eres lo mejor de este verano… y de mi vida…

Con un leve beso rozo sus labios, es aún como un sueño y no quiero despertar…

Estamos así abrazados un rato, y por sobre su hombro veo llegar a Charizar, está pensativo, le hago una seña para que se acerque, pero parece no haberme visto… ó quizás me ignora, aún no se cuál será su reacción con su nueva forma delante de mi… después de todo estuve a punto de lanzarle un hechizo… ojalá se sienta cómodo con nosotros, parece un buen chico, con un algunos detalles de altura y me sonrío mientras Xtrada me mira preguntándose de que me río, pero lo callo con un beso… nada de dramas, por el momento, es tiempo de disfrutar.

miércoles, 13 de agosto de 2008

de recuerdos y horcruxes

Me despierto temprano, mi mente no ha parado en toda la noche, entre sueños dulces y pesadillas. Miro el docel de la cama y me pongo a recordar los hechos de los días anteriores, Kazuk atrapando a mis amigas, mi “muerte”, mi visita al viejo lago, mi salida del sepulcro, la visita a la casa de Gabriel, mi regreso, Xtrada…
-¿fuiste tú verdad?
Él me abraza como si tuviera miedo a que fuera un sueño y yo me estuviera por desvanecer y me murmura al oído:
-No hablemos de ello ahora, como dijiste, disfrutemos el momento
Cuando por fin se había ido a dormir estaba tan cansada. ¿Cómo podía uno estar tan cansada luego de dormir el sueño eterno? Una ráfaga de imágenes con aurores, mortífagos, dementores y dragones, mejor dicho un dragón, pasaron por mi mente y no pude evitar una risita, claro, como no estar cansada…
Observo las camas de mis compañeras, algunas aún duermen, la de Sagis y Ju están vacías…
Despacio me levanto y luego de lavarme me visto y tomando el traslador hacia el primer piso salgo silenciosamente, cuando llego a buena distancia para desaparecerme tranquila una mano toma la mía…
-ama Sandris, por favor ¿dónde va? La Ama Urwen nos pidió la vigiláramos.
Miro sorprendida al elfo que me ha tomado de la mano y sonriéndole pregunto:
-¿Y tú eres?
-Tomi, Ama Sandris, por favor, volvamos a la Mansión…
-Bueno, Tomi, primero nada de ama, segundo, dame fuerte la mano porque si me tienes que vigilar nos vamos a aparecer en dónde yo voy

Y guiñándole un ojo, aprieto su mano y me concentro, espero que no haya hechizos que nos hagan rebotar…
Esta vez me he aparecido en el salón, el hombre del cuadro me mira y lanza una carcajada:
-¿Ahora te vienes con guardaespaldas?
Miro al elfo que no parece muy feliz y luego a Gabriel, bueno, a su retrato y dirigiéndome a Tomi con un suspiro le digo:
-Por favor, ve a ver si la casa necesita algún arreglo, en unos minutos nos vamos, tranquilo, que no me iré sin ti
Tomi parece a punto de protestar pero se desaparece al ver mi mirada.
-Y bien, parece que haz sobrevivido, cuéntamelo todo.
Me acomodo en un sillón cerca del cuadro y le narro nuestras aventuras desde que partiera de su casa. Él no ha me ha interrumpido ni una vez y ahora me mira como analizando mi rostro.
-Vaya, nunca pensé que volvería a ver esa expresión de enamorada en tu rostro… Y menos que te subiera de nuevo el color de esa manera jajajaja tú y el cachorro…
-Ya cállate Gabriel– reprimo un insulto molesta y sigo hablando -¿La casa a nombre de quién está?
-Por ahora al mío, pero si quieres que te la pase…
-No, no, quiero saber nomás, uff, bueno, ¿qué sabes de horcruxes?
Le he lanzado la pregunta así de golpe y él me mira sorprendido pero se recompone al instante.
-Vuestro “Señor Oscuro” había hecho varios para mantenerse in eternu, eso son cosas de magos peligrosos y …
-No te me hagas el ángel Gabriel, tienes tantos ó más muertos sobre tus hombros que yo ¿haz hecho ó no algún horcrux para ti?

Su mirada es suspicaz y midiéndome pregunta sin respondereme:
-¿acaso planeas destruirlos si los hubiera?
-Solo quiero saber Gabriel, a menos que hayas confiado en alguien más creo que tendré que ocuparme de ello ¿no?
Lo veo mirarme como sopesando mis palabras pero antes de que pueda decirme algo más agrego:
-Pero tómate tu tiempo, piénsalo, yo volveré –y levantando un poco más la voz llamo –Tomi
El elfo se aparece al instante
-Vámonos, esta vez tú guías asi llegamos directo al 4º piso ¿Qué te parece?
-
Bien am... Sandra, bien
-bueno, adios Gabriel, nos veremos…

Cuando estamos a punto de desaparecer el llamado nos sorprende:
-Sandra! Tú y tu amigo son bienvenidos cuando quieras, espero que encuentres esta vez la felicidad… El elfo también puede volver si quiere…
Le sonrío y siento el apretón de Tomi en el momento en que nos desaparecemos…
La piscina del 4º piso está llena de flores, allí están dando vuelta algunos elfos y veo que Sagis y Xtrada charlando. Luego de pedirle a Tomi que guarde nuestro secreto del lugar de la visita, dejo a un elfo muy traumado por eso por cierto, le pido que me alcance algo de desayuno allí- Lentamente camino hacia mis amigos y saludando con un beso en la mejilla a Xtrada, me dejo caer en un sillón, espero que Tomi se apure con el desayuno antes que Sagitas me vuelva loca a preguntas…

El diario

Diario de Nymeria https://www.dropbox.com/s/ns0br6iyyfk1brh/Diario%20de%20Nymeria.pdf?dl=0 http://www.youblisher.com/p/1625226-D...